En el mundo actual, los ambientes en que debemos movernos día a día en cumplimiento de nuestras actividades, resultan en general, no sólo fríos, sino también, en ocasiones, contaminados de intolerancia o de violencia, y por lo tanto muy poco gratos y estimulantes. Algunos de esos ambientes, pueden encontrarse en los lugares de trabajo, donde pasamos a diario muchas horas de nuestra vida.

El conocimiento logosófico nos proporciona, en relación directa a nuestros esfuerzos, herramientas de imponderable valor para actuar con acierto en esos ambientes negativos, ayudándonos a que nos afecten lo menos posible, y a la vez, a que podamos encontrar en ellos oportunidades para cultivar valores, a más de quedar en condiciones de poder aportar elementos positivos de beneficio para todos.

¿Cómo? Por ejemplo, descubriendo a nuestro entendimiento los poderosos agentes que intervienen en todas las conductas humanas, -los pensamientos y los sentimientos-, y la constitución y funcionamiento de los sistemas mental, sensible e instintivo, que integran la estructura psicológica del ser humano, mostrándonos como podemos orientar todos estos factores hacia elevados propósitos, generosos y altruistas, que contribuyan en forma efectiva a construir mejores   ambientes.

Así, nos enseña a observar conscientemente, no para criticar, empequeñecer o  ironizar como se hace habitualmente, sino para sacar conclusiones útiles para todos, y para tratar de identificar el elemento de bien que podemos aportar en cada ocasión; a disimular el error ajeno, con lo cual aprovechamos la oportunidad de ejercitar la tolerancia y la amplitud de criterio y allanamos el camino para que los demás sean tolerantes con nuestros errores; a no esperar todo de los otros como es común, sino a poner el máximo de nuestra parte, salvaguardando así muchas relaciones y afectos, al mismo tiempo que damos un buen ejemplo a seguir.

En fin; Logosofía cuenta con innumerables enseñanzas tan valiosas como las reseñadas, que se prodigan generosamente a medida que las asimilamos y las ponemos en práctica. Enseñanzas que nos van capacitando como no lo hace ninguna otra disciplina, por un lado, para contrarrestar lo negativo que pueda encontrarse en los lugares donde tenemos que actuar y, por otro, para aportar con nuestras ideas, palabras y acciones, elementos positivos, que contribuyan a generar ambientes más armoniosos y comprensivos, donde sea más grato vivir, trabajar, estudiar, etc.

Quienes quieran verificar por sí  mismos los beneficios que reporta a cada uno la aplicación de los conocimientos logosóficos, quedan cordialmente invitados a asomarse al mundo real y posible que ofrece esta ciencia, base de una nueva cultura para la humanidad.