Acotaciones sobre el saber logosófico
El hombre no se sirve sino en forma parcial, del conocimiento que posee y que constituye su haber. Estas observaciones adquieren relieves más destacados si nos detenemos en las posibilidades que existen latentes en el hombre, si cotejamos lo que cada uno hace, con lo que podría realizar si se sirviera inteligentemente de las prerrogativas que le otorgan las facultades con que la naturaleza lo ha dotado. Escuchamos frecuentemente decir: «Hago lo que puedo», y, sin embargo, este «hago lo que puedo» está muy lejos de ser una afirmación exacta.
Juventud
Contrariamente al comentario, que puede ser generalizado, de que “la juventud de hoy está perdida” es grato comprobar que no siempre es así. Existe una juventud con inquietudes, que no se conforma con una vida rutinaria, que demuestra en todas sus actuaciones valores adquiridos y en los que va construyendo los cimientos de una vida, siguiendo los lineamientos de una correcta conducta dando pasos seguros tendientes a la obtención de los mejores logros.
¿Porqué confío en el futuro?
En otra ocasión, oí una manifestación de un jovencito de Haití que estudia en Brasil, nuestro país, respondiendo a un reportero en relación al terrible terremoto que asoló su tierra natal, quien le preguntó: “¿Usted tiene esperanza en el futuro?” y él respondió que “sí, porque tenía fe y confiaba en la fuerza de su pueblo”.
El poder de la reflexión
Del extenso caudal de conocimientos de orden trascendente que la ciencia logosófica ha puesto a disposición del género humano, nos vamos a ocupar en esta oportunidad de algunos aspectos relacionados con la reflexión; sus funciones, sus interrelaciones con el mecanismo del sistema mental, sus formas de accionar, las resultancias de su cultivo y los beneficios que se derivan de su trabajo.
La conquista de la confianza
Hay un concepto que debería estar en la base de toda relación humana y que, lamentablemente, ha sufrido en los últimos tiempos, un descaecimiento notable. Nos referimos a la confianza. Sin ella, no puede establecerse ningún vínculo duradero, ya sea de carácter afectivo, comercial, diplomático o de cualquier otra naturaleza.
El borrón de tinta
Cuando era niño, las tareas escolares domiciliarias, las escribía en el “cuaderno de deberes” con tinta en tintero y con pluma. Era todo un arte realizar la tarea cuidando la técnica general de la escritura: caligrafía, el uso de la tinta y la pluma; pluma que era de metal, intercambiable, con un cabo alargado de madera.
Un error en esa labor traía graves consecuencias. Y si existía el sentido de la responsabilidad, el sufrimiento podía ser muy grande,… hasta las lágrimas. Mi madre me acompañaba y ayudaba en esas tareas en borrador y yo las pasaba al cuaderno en limpio.